jueves, 3 de abril de 2014

De ortos y ocasos


Si hay algo popular en esto de la fotografía es precisamente tratar de captar la luz del atardecer y del amanecer


Al estar el sol en una posición baja sus rayos deben atravesar una porción de atmósfera mucho mayor que a mediodía. Ello produce que el azul (de menor longitud de onda) se desvíe completamente, dominando entonces los rojos, naranjas y amarillos (que por su mayor longitud de onda apenas sufren desviación).


La técnica no es compleja, si bien hay tener cuidado con algunas cosas:
Al tratarse de un paisaje nos interesa que salga todo enfocado. Por tanto usaremos una apertura pequeña y una velocidad ISO baja para evitar ruido.



Esa combinación nos dará como resultado velocidades bajas de obturación, lo que aumenta la posibilidad de que las fotos puedan salir movidas. Así pues tocará usar trípode o, al menos, apoyar la cámara sobre algo estable.



Si no disponemos de ninguna de las anteriores posibilidades haremos uso del estabilizador de imagen (no utilizarlo con trípode). El flash desactivado, excepto si queremos hacer un retrato con el ocaso de fondo, en cuyo caso usaríamos el ajuste sincronización lenta.


El balance de blancos es capítulo importante. 
Si disponemos de una cámara capaz disparar en formato RAW podremos corregirlo posteriormente en la edición.


Si sólo disponemos de la opción JPG los ajustes Nublado o sombra serán los que mejores resultados producirán.


Finalmente el uso de la compensación de la exposición suele ser necesario al existir fuertes contrastes entre zonas de diferente iluminación. Personalmente prefiero subexponer un poco a que las luces altas aparezcan quemadas.


Y por supuesto, las nubes en el cielo le darán a la imagen mayor realce que un cielo completamente despejado.